“EN LA tercera hornacina del altar mayor, del lado del Evangelio, allí estaba la noticia. La lápida saltó en pedazos al primer golpe de la piedra, y una cabellera viva de un color de cobre intenso se derramó fuera de la cripta. El maestro de obra quiso sacarla completa con la ayuda de sus obreros, y cuanto más tiraba de ella más larga y abundante parecía, hasta que salieron las últimas hebras todavía prendidas a un cráneo de niña. En la hornacina no quedó nada más que unos huesecillos menudos y dispersos, y en la lápida de cantería carcomida por el salitre sólo era legible un nombre sin apellidos: Sierva María de Todos los Ángeles. Extendida en el suelo, la cabellera espléndida medía veintidós metros con once centímetros.
El maestro de obra me explicó sin asombro que el cabello humano crecía un centímetro por mes hasta después de la muerte, y veintidós metros le parecieron un buen promedio para doscientos años. A mí, en cambio, no me pareció tan trivial, porque mi abuela me contaba de niño la leyenda de una marquesita de doce años cuya cabellera le arrastraba como una cola de novia, que había muerto del mal de rabia por el mordisco de un perro, y era venerada en los pueblos del Caribe por sus muchos milagros. La idea de que esa tumba pudiera ser la suya fue mi noticia de aquel día, y el origen de este libro.”
Sobre El amor y otros demonios
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
Cartagena de Indias, 1994
Una tarde de esas con poco trabajo, hace ya un par de semanas, me encontré sobre la mesa de uno de los redactores del departamento un papel, como tantos otros, que me llamó especialmente la atención por estar fechado en Bogotá (Colombia). Los que me conocen saben de las causas de mi devoción por este país.
Era un texto breve, de un par de párrafos, que supongo fue enviado desde alguna delegación de la Agencia EFE en Latinoamérica y elaborado de nuevo en algún departamento de la central madrileña de la calle Espronceda.
En él se habla de una de las obras más importantes del genio colombiano García Márquez, mi escritor de cabecera desde que en el verano de 2000 un profesor que por aquel entonces impartía clases de griego en un colegio de Barcelona me incitara a leer Crónica de una muerte anunciada.
Según pude leer en el papel que encontré por casualidad entre los cientos o incluso miles que circulan a diario por las mesas del departamento de televisión de Efe se habla (aún lo conservo) de que dos productoras latinoamericanas, una de Costa Rica y otra de Colombia se encuentran actualmente inmersas en un proceso de búsqueda de una niña pelirroja “de ojos claros” para protagonizar la película Del amor y otros demonios, una adaptación de la obra del mismo nombre del Premio Nobel colombiano.
La convocatoria publicada por ambas productoras pide “niñas entre 13 y 16 años (o que parezcan de esta edad) con aptitudes para la interpretación, buena expresión corporal y con facilidad para el baile y el canto, de piel blanca, ojos claros, cabello ondulado (de preferencia rojo, aunque también se aceptan niñas con cabello rubio o castaño claro).”
Asimismo, agrega que, “representen el periodo de pubertad, con senos y caderas muy poco pronunciadas”. La elegida dará vida a Sierva María de Todos los Ángeles, una niña de 12 años, única hija del marqués de Casalduero, educada por esclavos negros en alguna ciudad portuaria del Caribe y que un día sufre la mordedura de un perro con rabia que hace pensar que ha sido poseída por el demonio. Con el objetivo de encontrarle un remedio, la familia busca un cura para hacerle un exorcismo y la envían a un convento. Allí, el joven sacerdote español y Sierva María viven una tormentosa relación.
Gabo cedió en el año 2003 los derechos de esta obra a la directora costarricense Hilda Hidalgo. Desde entonces, Hidalgo y Laura Pacheco, de la productora Aliciafilms, junto a Clara María Ochoa (CMO) de Colombia, comenzaron a buscar patrocinios por España y otros países de América. Finalmente el rodaje empezará en breve en la colonial Cartagena de Indias y en algunos lugares de Costa Rica. En la realización participará también la productora Laura Imperiale, que ha producido, entre otras películas, El crimen del Padre Amaro, Nicotina, La perdición de los hombres y Así es la vida.
+RLichtenstein.jpg){kind=link}
